domingo, 30 de noviembre de 2008

El Fantasma de las Navidades del Futuro

Soy un cursi, muy cursi en lo que se refiere a la Navidad, lo reconozco, pero en realidad eso es la Navidad ¿no?, una serie de cursilerías que hacen que se nos ablande el corazón, rígido y cocido por la crisis y el mal rollo acumulados a lo largo y ancho del año.

No sólo yo lo soy, probablemente tu también lo eres y a lo mejor no lo has visto todavía. A todos se nos cae la baba viendo a un niño abriendo un regalo, hasta el más gruñón, aunque sólo sea en esos momentos, se transforma en la persona que todos querríamos ver el resto de los días del año. Tal vez deberíamos verla sólo como la ven los niños y olvidar las consecuencias y recuerdos malos que podamos albergar.

Para mi siempre ha sido un montón de días mágicos, donde sientes que debes unirte un poco más a las personas que te rodean, donde recuerdas a los que ya no están y te imaginas que de una forma u otra siguen presentes y que son felices por el simple hecho de que tu lo seas, allá donde se encuentren.

Supongo que me veo claramente influído por el maremagnum de películas navideñas americanas que fomentan ese espíritu, pero no, si miro hacia dentro esas "pelis" cursis sólo conforman la cáscara de la naranja, dentro están las verdaderas razones de la magia de la Navidad: compartir momentos especiales con los amigos, la familia, los compañeros de trabajo, la ilusión de un niño en la cabalgata de reyes, los excesos y lujos que nos damos "sólo por un día".

En el pack de cursilerías se encuentran tantas pequeñas cosas que juntas pelan esa cáscara y nos deja ver tal y como somos. Yo recuerdo con mucho cariño esos momentos de pequeño colocando los adornos y haciendo el portal, ya de mayorcito pienso en los buenos ratos con los amigos y la familia, en sus "paridas" y tonterías, en las comidas navideñas que -seamos sinceros- están increíblemente buenas. Son mis cursilerías que me ayudan a sacar la cáscara y darlo todo, unos años más que otros pero siempre disfrutando de esos momentos que sólo se dan una vez al año.

Me da igual las controversias con la invasión de publicidad, con el exceso de gasto (para eso trabajamos, ¿no?), con la importación de iconos navideños foráneos (Papa Noel, costumbres y tradiciones,...), eso son sólo herramientas para lograr el efecto que buscamos: ablandar el corazón, y como tales cada uno debe escojer las que mejor le venga y le funcione. Si lo que nos fastidia la fiesta es la publi o las películas cursis en la tele, hay que aprovechar y hacer otras cosas, como echarnos unas cañas navideñas con ese amigo que no vemos desde hace tiempo.

Es Navidad y podemos darle una patada en el culo a el mal rollo, a esa energía negativa que llevamos en ocasiones y que nunca nos ha servido para nada, y darle la bienvenida a la amistad, a la ilusión y a la fiesta. Qué quieres que te diga, merece la pena intentar volvernos cursis y con ello alejar de nuestro domicilio al Fantasma de las Navidades del Futuro (al menos por este año).


PD: Se que es pronto para esta entrada navideña, lo que pretendo no es felicitar por las fiestas sino prepararnos para esquivar todo eso que no nos gusta de la Navidad y que ya empezamos a notar.

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